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Logotipo de la Consulta popular. Cortesía: INE. |
La consulta popular del pasado primero de Agosto, fue un paso adelante para intentar tener una democracia más sana y madura. Me gustaría hacer hincapié en el "intento", ya que seamos honestos, no se enjuiciará a nadie y mucho menos, a ningún expresidente, aunque se presenten las pruebas pertinentes.
La democracia de este país aún es muy incipiente. Por un lado, hay que promover actividades que inviten a la participación ciudadana y no solo sea por elecciones, como es casual. Por el otro lado, hay un factor muy peligroso que afecta el futuro de esta incipiente —y con riesgo de retroceso—, democracia, y me refiero a la credibilidad del gobierno. El actual gobierno ha cometido acciones y decisiones algo "ridículas", que para la población no pasa desapercibida. Un claro ejemplo es el manejo de la crisis sanitaria actual. Tantas contradicciones que solo confunden a la población, y por ende, termina en que cada quien haga lo que quiera sin importar el riesgo, al fin y al cabo, "no pasa nada". Otro ejemplo está en el propio presidente López Obrador, quien siempre dice tener otros datos de un México que solo existe en su mente, y que no se ven reflejados (del todo), en el México real, donde todos vivimos y vemos lo que ocurre.
Hablando del mandatario, el también cae en este juego de perder credibilidad, ya que durante su campaña, promovía a más no poder este tipo de acciones, la mayoría del electorado le compró esa propuesta, y a unos días de su realización, resulta que el presidente dice que él no votara, es más, mostró una actitud poco interesada, con entusiasmo, llegando a decir, que si le quedaba de pasada una de las casillas o casas receptoras, pues aprovecharía la situación. Ya ni los 500 millones de pesos que se tuvieron que invertir en dicho acto, luego para que al propio mandatario le importara poco una de sus propuestas que tanto defendió en campaña.
El INE no se preocupó tanto por anunciar o promocionar la consulta por medio de spots televisivos y de radio, con más decir, que por lo menos aquí en Nuevo León, no había carteles ni letreros sobre ello en las avenidas —a diferencia de las elecciones— donde la publicidad de los candidatos se podía encontrar por todos lados.
La anteriormente mencionada falta de interés por parte del presidente, sumando la poca o nula difusión sobre la consulta, fueron determinantes para que la consulta resultara en un "fracaso", de acuerdo a algunos analistas. Si tratamos de analizarla un poco, desde un punto de vista ciudadano e imparcial, podríamos decir que fue exitosa, por el simpe hecho de su realización, la cual parecía tener muchos obstáculos de por medio para que se pudiera aprobar —principalmente de la oposición— pasando por el propio INE y los del tribunal de justicia, quienes se vieron muy insistentes en cambiar el planteamiento de la pregunta. Por otro lado, en el resultado final, podríamos considerarla un fracaso, ya que del 40% del padrón electoral necesario para "proceder" con ello, solo cerca del 8% acudió a emitir su opinión, con los resultados del propio INE, ese fue el porcentaje de participación. Ahora, de ese 8%, poco más del 90% voto por un rotundo SÍ en cuanto a proceder legalmente con los "actores" políticos del pasado.
Ese cerca del 8% de la participación del electorado, denota lo poco "popular" que significó la consulta. Aquí en Nuevo León, hubo poco interés en ella. Se hablaba de gente que prefirió ir a pasear a la Presa de la Boca, a hacer convivios, en fin, como si nada pasara, sobre todo, en el tema de la pandemia.
Como experiencia personal, al plantel educativo que fungió como una de las "casas receptoras", lució desierta, con poca gente interesada en ir a emitir su opinión. A los funcionarios de casilla, los percibí algo aburridos, como si en verdad no hubieran querido estar allí. Tal vez ya presentían de lo "impopular" que sería la consulta.
Lo positivo que se puede rescatar de este evento, es la intención de querer intentar invitar a la ciudadanía a que se exprese, algo que antes no se practicaba, por miedo a represiones u otro tipo de acciones. No obstante; si esto de las consultas será un hábito del gobierno actual —y probablemente del entrante, si es que Morena continúa en el poder—, para que sean consultas realmente "populares", dependerá de que el gobierno se mantenga con una credibilidad convincente en sus acciones, decisiones, palabras. Que haya resultados en las promesas de campaña. Que se viva en un ambiente de confianza.
Otro factor a tomar en cuenta para futuras consultas, es en buscar opciones más baratas y tecnológicas, que se ahorren papel en boletas, y sobre todo dinero (en estas últimas), servicios de impresión, en las cajas de urnas, etc. Se podría aportar más por lo digital.
Por último, otro factor determinante, será la oportuna difusión y promoción en los medios de comunicación y redes sociales sobre las consultas, aunque claro, no dejará de representar gastos, pero si se elimina la tradición de la "vieja escuela" de andar aún con las boletas, pues sería un avance en ello. Así como lo hacen en las campañas electorales —con gastos exorbitantes— una buena estrategia económica y eficaz de promoción podría funcionar, ya que no falta el despistado que a última hora dice que no sabía nada.
El gobierno se tendrá que comprometer a hacer realidad la voluntad del pueblo, y que no quede en ilusiones y falsas promesas, que no se preste a distractores morbosos, reforzar la ya mencionada credibilidad, un ingrediente fundamental para el desarrollo de una incipiente democracia, como la que experimenta nuestro país.
Pienso, que con todo lo anteriormente mencionado, estas "consultas populares", podrían tener mejor suerte que la que se celebró el 1 de Agosto. Pero como recordatorio: la justicia no se consulta, se aplica si hay pruebas. Por lo pronto, tendremos en puerta otra consulta popular: la revocación de mandato. Si el gobierno busca éxito — sobre todo López Obrador, que es por seguro que tiene confianza en que su mandato seguirá — espero que haya aprendido de los errores de esta última. Que intente dar más confianza...y credibilidad.
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