Fue en una mañanera de hace un par de semanas (si la memoria no me falla), cuando el presidente, de la nada, mostró una plantilla de entre sus presentaciones, para mostrar algo inusual: los presuntos ingresos del periodista Carlos Loret de Mola, quien está detrás del reportaje de la casa de Houston, un escándalo, que evidentemente, hizo enojar al mandatario, aunque trate de esconderlo. 

Este acto, alarmó a varios expertos y defensores del tema, ya que, de alguna manera, el presidente "cruzó" la línea, al exponer temas privados de un ciudadano que no está ligado al sector público, y por ende, se habla de una "violación" a su privacidad. Pero el presidente no se limitó a ello, comenzó a arremeter contra medios de comunicación, y de otros periodistas de renombre, como Carmen Aristegui, a quien la nombró traidora, y ahora al parecer, le da la espalda, cuando antes, la apoyaba. Aquí el presidente está aplicando con maestría, su habilidad para dividir la opinión de la sociedad —de por sí ya fragmentada— sobre quien está en su contra, y quien lo apoya y cree en él ciegamente.

Y es verdad lo de dividir la opinión. Si nos vamos a Twitter, muchos defienden a Aristegui, pero otra mayoría, también la tacha de traidora, de vendida, de "aprovechada". El presidente se defiende, diciendo que son "medios golpistas", que son financiados por los adversarios, los conservadores. Entonces, está dividiendo a los periodistas entre buenos y malos. ¿Quiénes son los malos?, ¿los que son objetivos y no subjetivos?, ¿Quiénes son los buenos?, ¿los youtubers como el "Nopal Times", "Campechaneando", "El Charro Político", el Lord Molécula o Epigmenio Ibarra?, esos que siempre hablan bien de AMLO, nunca le ven defectos, que todo lo que hace está bien, y que suben videos con títulos tendenciosos. De seguro al presidente se le endulzan los oídos con estos personajes que nunca lo criticarán de manera imparcial y objetiva, que no están "financiados" por intereses. 

Ahora, esa manía de querer exponer los ingresos de periodistas, ya pasó a nombres como Jorge Ramos, Ciro Gómez Leyva, López Dóriga, por mencionar a algunos. Ahora el ataque es contra ellos. Este es el nuevo tema para desviar la atención de problemas más serios y profundos que aquejan al país. Y llega en un momento delicado, cuando los periodistas están pasando por una situación de incertidumbre en su seguridad, donde lamentablemente, cinco comunicadores sufrieron atentados en lo que va del presente año. El presidente se ha mostrado indolente ante ello. Solo comenta que se investigará, pero al parecer, en el fondo, solo quiere mantener limpia su imagen ante todo, y si alguien lo hace enojar, armará una guerra personal para dar de que hablar y poder distraer, y usarlo el tiempo que sea necesario. 

Hace unos días, periodistas y reporteros protestaron en una mañanera al no hacer preguntas. ¿Y si mejor, los medios y periodistas no cubren la conferencia por un día o una semana?, ¿el presidente seguirá pensando lo mismo sobre los medios?


Foto cortesía de:  Política expansión