Corría el año 2014, específicamente el mes de noviembre, cuando estaba con todo el tema de la "Casa Blanca" , del entonces presidente Peña Nieto. Este evento, indignó a muchos mexicanos por toda la corrupción que imperaba en ese momento, y aún más, por que la herida de Ayotzinapa aún estaba fresca (con dos meses de diferencia). Uno de los principales personajes que expresaba su descontento en ese momento, era el ahora presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien en un tuit, dio a entender que había irregularidades y lavado de dinero, y por lo tanto, Peña Nieto debía renunciar. Tal parece, que casi ocho años después, se le "volteo la tortilla" al entonces gran opositor. El golpe llegó de manera indirecta, por medio de uno de sus hijos. El portal Latinus dio a conocer este reportaje, que habla de una propiedad —nada austera— en Houston.
La reacción del presidente, no se hizo esperar: declarar a locas y diestras una especie de "guerra" mediática contra los "medios golpistas", que "buscan desestabilizar" al gobierno y al proyecto de "transformación" que él —y hago hincapié en él— representa. Esto significó un gran "golpe bajo" para el presidente, ya que va en contra de lo que tanto pregona: una vida austera, sin lujos, sin pretensiones. Vivir solo con lo "necesario" para vivir —aunque no me sorprende del presidente, que gana como cien mil pesos mensuales, allí no hay mucha "austeridad" que digamos— y con solo recordar, como durante el año pasado, desde el púlpito presidencial, se lanzó en varias ocasiones, contra la clase media, condenando a los aspiracionistas, a quienes quieren tener un buen trabajo (no uno precario, informal o que no quede con los intereses de una persona), y por ende, sentar las bases para tener una buena calidad de vida.
Este reportaje, sin duda, ha sacado de quicio al presidente, ya que de alguna manera, expone su doble moral: para el "pueblo bueno" que se conforme con lo que sea, con las becas de los programas sociales, como el de los jóvenes, el cual solo les será de ayuda en lo que duren allí, ya fuera, no les depara en si, un futuro concreto. Y hablo de este tema de los jóvenes como ejemplo, ya que hablamos del junior presidencial, quien decía que "no sabía a que se iba a dedicar". Tras varios cuestionamientos, el presidente se ha mostrado algo hostil y a la defensiva. Aunque diga que eso lo responda las personas competentes, es notable, en su rostro, su sentimiento de furia, en busca de contraatacar de algún modo, contra los responsables de "golpearlo" moral y políticamente.
Hace poco se anunció una investigación en el tema, para determinar que "no hubo ningún conflicto de interés o irregularidades"; algo similar como lo que ocurrió con la infame "Casa Blanca", donde el entonces mandatario Peña Nieto nombró a Virgilio Andrade, para que "investigará" ese caso. El resultado era obvio: no había conflicto alguno. Lo mismo que están diciendo en este caso.
Pero, lo que muchos no ven, es que, en este tema, de alguna manera, el presidente encontró su "salvación" para distraer la atención a la mayoría de los mexicanos, que de manera directa o indirecta, seguimos sus actividades. ¿Distraernos de qué?, pues fácil: de los problemas de seguridad, de "ingobernabilidad" que miembros de su partido, han demostrado en sus puestos; para desviar lo de la reforma eléctrica y —tal vez— un posible desencuentro con los Estados Unidos, por la postura que últimamente ha mostrado en el tema de la mencionada reforma. Solo por mencionar algunos muy visibles, y también demostró su doble cara: hostil, intolerable, resentido.
Tal vez AMLO era el candidato bueno, pero tal vez, llegó en el momento ya no adecuado.
Foto cortesía de: Reporte Indigo
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